En repostería es fundamental pesar o medir todo bien. Y no añadir ni agua ni harina, para no desbalancear la receta. En un bol, trabajar la manteca y añadir luego el azúcar. Cuando se logre una crema, agregar el huevo y batir bien hasta integrar. En otro, mezclar harina, fécula y polvo de hornear y agregar a la crema de manteca, cerniendo y revolviendo con cuchara.

Inicialmente quedará como se ve: granulado. Volcar en mesada y dividir a la mitad. A una, agregarle el cacao. Trabajar con las manos la otra mitad, SIN AÑADIR LÍQUIDO; la manteca misma, ablandada, permitirá hacer un bollo. No hay que amasarlo, solo armarlo. Repetir con la otra mitad y llevar a heladera al menos 30'.

Encender el horno a 160º. Sobre un film o sobre papel manteca, aplastar la masa sin añadir harina, estirando con palote del centro hacia afuera. Con un cortador de 8 cm y dejando la masa de 0, 5 cm, me salieron 7 tapas de cada color. Y con los restitos, una galleta hijita bicolor.

Disponer sobre papel manteca, pinchar con tenedor y hornear hasta que estén ligeramente doradas (unos 7' aprox). Enfriar sobre rejilla, untar con el dulce elegido y disponer nuevamente sobre la rejilla (con plato debajo), para verter el chocolate.

Si se opta por cortarlos chicos (3 o 4 cm de diámetro), rinde unos 14/16 alfajores; también se pueden sumergir en chocolate derretido. En mi caso, preferí una capa gruesa de chocolate cubriendo solo la capa blanca. Qué los disfruten! Una aclaración: son sequitos, no es una masa húmeda.