El orden de los factores aquí no es sacramental, pero esta vez opté por coger un puñado de rúcula y achicarla sobre la tabla. Luego la puse en una fuente bastante grande, porque esto va creciendo.

Luego hice lo mismo con la lechuga. Puede ser mayor o menor cantidad, según los comensales.

Pelé la zanahoria y el tomate, y rallé la zanahoria. También pueden ser 2.

El tomate lo corté en cubitos y eliminé la parte dura del tallo. Incorporé ambas verduras a la fuente.

Aquí usé dos paltas (aguacates), porque eran pequeñitas. Eliminé los cuescos y las separé de la cáscara con una cuchara. Las corté en cubitos y a la fuente.

Tenía manzanas de la variedad "Fuji". Ésta estaba bien madura. Tuve la suerte de aprender muchas cosas de mis dos abuelas. Mi abuela paterna (Irma) leía mucho sobre las propiedades de las verduras, tenía una gran huerta y un hermoso jardín. Ella me explicó que las frutas, sobre todo la manzana, hay que procurar consumirlas con cáscara, porque en esa zona se concentra la mayor parte de las vitaminas. Eso siempre que se pueda, por los pesticidas que se hubieren aplicado.

Incorporada la manzana (sin pelar, para incorporar igualmente más fibra), pelamos muy bien la naranja, eliminando lo blanco y el centro.

Cortamos más o menos así e incorporamos.

Luego va el ciboulette. Yo procuro tener siempre congelado, en un frasco.

Enseguida el aceite de oliva y el azúcar. Mezclar muy bien.

Aquí yo aparté lo que iba a consumir mientras les compartía la receta y agregue los demás aderezos a esta parte, removiendo nuevamente.

Así quedó la parte que estoy consumiendo ahora. Lo demás bien cubierto al refrigerador.