Lo divertido de las trufas es que se pueden combinar distintos sabores y texturas. Yo elegí las Coquitas, que se venden en Argentina. Pero pueden ser algunas de vainilla o de chocolate, el punto es que esta receta no está pensada para galletitas rellenas ni bañadas o cubiertas. Tienen que ser del tipo simple.

En la procesadora, meter todas las galletitas y triturarlas. No hace falta que se pulvericen, porque además después vamos a darle una pasada más. Aclaro que lo hice en procesadora para hacer más rápido el proceso, pero también pueden hacer todo a mano. Se muelen las galletitas con un tenedor en un bol o en una bolsa se rompen con el palo de amasar.

En un cuenco más pequeño, poner la manteca, el chocolate y parte del dulce de leche a calentar. En el microondas o a baño María, lo suficiente como para que se deshaga el chocolate y quede homogéneo.

A las galletitas trituradas sumarles el coco rallado y la manteca derretida con el chocolate y todo el dulce de leche.

Mezclar todo. Según el tipo de galletita que elijan, puede que algunas chupen más manteca. No recomiendo poner mucha igualmente porque cada trufa queda como una bomba. Lo importante es no desesperar y no agregarle demás. Es probable que no se mezcle ni quede homogéneo, está bien y no queremos tampoco eso. De hecho, a mí me gusta que se noten los pedacitos de galletita en las trufas. Si no están seguros de la consistencia, intenten hacer una de prueba.

La consistencia de la mezcla tiene que ser lo suficientemente sólida como para que conserve la forma de pelotita, pero también blanda como para que se pueda manipular y se pegue.

Con una cuchara calcular los tamaños para que todas sean parejas y hacer pequeñas pelotitas. Pasar cada una por coco rallado de modo que quede una capa de coco que la cubra íntegra. (Pueden también pasarlas por azúcar impalpable o cacao en polvo o granas de colores).

Las unidades dependen del tamaño que le den a cada una. El consejo es que no sean muy grandes ya que dejan de ser un bocadito.