Arroz, fideos y huevos duros. Eso era lo único que sabía cocinar cuando me casé, muy joven. Muchos años han pasado desde entonces, y fui tomándole mano a la cocina. Suelo adaptar las recetas a los gustos de mi familia, y las preparaciones saladas me quedan muy ricas. Con lo dulce, prefiero disfrutar de los que lo hacen de maravilla.
Mis recetas no son profesionales, la mayoría nacen de la experiencia adquirida, y trato que, además de saludables, sean de fácil preparación.