Mi guiso de lentejas, garbanzos y porotos

César Lorenzano
César Lorenzano @cesar165
Buenos Aires

El invierno invita a hacer y comer guisos. Este tiene la particularidad de no ser únicamente de lentejas, como es lo habitual. El agregado de garbanzos y porotos alubia le da un sabor y una textura diferente.
Esta vez voy a compartir una historia que dice mucho de la batalla de los investigadores y profesores a los que dejaban sin trabajo en lo mejor de sus conocimientos y su experiencia. También dice de la naturaleza humana. La voy a llamar:

EL HOSPITAL DE TIGRE.

Al llegar a los 65 años la Universidad de Buenos Aires -UBA-, me envía una desabrida carta documento informándome que de acuerdo al reglamento mis tareas de profesor cesaban -una forma disimulada para decir que estaba cesante- y que tenía un par de meses para que concluyera los trámites jubilatorios.

Era profesor titular dedicación exclusiva, investigador Nivel I, durante 10 años Director del Departamento de Introducción al Pensamiento Científico.

Sabían de sobra que debido a mis 10 años de exilio no tenía la antigüedad necesaria para jubilarme.

No les importó. El abogado del la UBA se enojó porque protesté y le dije que las leyes no se aplican ciegamente, sino que se interpreta su adecuación a cada caso en particular. Si no fuera así, no habría jueces, sino sólo una máquina a la que entra una tarjeta con el delito y sale otra en la que está impresa la ley y la penalidad correspondiente. ....SIGUE EN EL PUNTO 18 Y DE SUBSIGUIENTES

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Ingredientes

8 comensales
  1. 2cebollas grandes
  2. 1/2morron grande
  3. 1chorizo color ado
  4. 2 cajaspulpa de tomate
  5. 2 lataslentejas
  6. 1 lataporotos alubia
  7. 2 cucharadaaceite de oliva virgen
  8. Condimentos varios

Paso a paso

  1. 1

    Ingredientes I: cebolla, zanahoria, morron picados muy chico; chorizo colorado en rodajas; chorizo de cerdo desgrasado a la pomarola y cortado pequeño

  2. 2

    Ingredientes II: lentejas, garbanzos y porotos en lata

  3. 3

    Ingredientes III: condimentos varios

  4. 4

    Paso I: poner en una olla de acero triple fondo la cebolla, el morron, los chorizos, la zanahoria, y una cucharada de aceite de oliva, listos para sofreír

  5. 5

    Paso II: enciendo la hornalla eléctrica al máximo nivel

  6. 6

    Paso III: sofreír la cebolla y el morron

  7. 7

    Paso IV: cuando las cebollas blanquean en el sofrito, agrego la zanahoria, los chorizos; cocino hasta ablandar la zanahoria

  8. 8

    Paso V: agrego el puré de tomate. Se ve en trozos porque lo había guardado en el congelador

  9. 9

    Paso VI: agrego el resto del puré de tomate, también congelado; necesita esta cantidad para que el guiso quede bien jugoso

  10. 10

    Paso VII: mi ayudante agrega la sal; la cantidad no e mucha dado lo salado de lo chorizos

  11. 11

    Paso VIII: agrega condimentos varios, también con el mismo criterio de probar y luego agregar

  12. 12

    Paso X: luego de 5 minutos de cocción, agrego las lentejas, los garbanzos y los porotos

  13. 13

    Paso XI: cocino no más de diez minutos; sólo hasta que las legumbres se impregnen e impregnen el sabor. El guiso se ve espectacular

  14. 14

    Paso XII: no puedo presentarlo en la olla. Merece lucirse en una mesa puesta exclusivamente para él. El plato lleno, los cubiertos esperando, el vino tinto en su copa, y el queso rallado para agregarlo

  15. 15

    Agrego el queso. Todo listo para comer. Pongo los cubiertos en posición de trabajo.... Y COMIENZO MI ALMUERZO

  16. 16

    La foto de la portada. Por pudor no mostré el plato vacío, hasta la última gota. ES DE UN SABOR ÚNICO. ESPERO QUE LO DISFRUTEN TANTO COMO YO.

  17. 17

    BASTA DE TIMIDECES. Así quedó el plato; no saqué la foto solo para mostrar mi buen apetito. Lo hice para levantar mi (segunda) copa, y brindar por todos ustedes, amigas y amigos

  18. 18

    Ni siquiera podía cobrar la dedicación simple de mi Seminario de Sociología del Arte, aunque generosamente ofrecían lo dictara sin cobrar. Si fuera por la UBA estaría todavía buscando comida en la basura, sin sueldo y sin jubilación. Pensé en solicitar al Hospital de Tigre un constancia de los dieciséis años que trabajé allí antes del exilio, los suficientes para los necesarios para jubilarme. Al poco tiempo de iniciado el trámite me avisan que puedo pasar a retirarlo.

  19. 19

    Llego al sector administrativo, todavía sin remodelar. Seguía como antes, decadente, con paredes húmedas, descascaradas. Abro la puerta de la oficina de legajos, y entro a un oscuro salón rectangular en el que veo tres escritorios ocupados por tres señoras con su guardapolvo de trabajo. Oigo una voz que proviene del escritorio que enfrenta la puerta: "pase, Dr. Lorenzano. Lo estaba esperando". Me aproximo. La señora busca entre sus papeles, saca un sobre con mi expediente, y me lo entrega.

  20. 20

    Dice: "doctor, lo recordé en todo este tiempo. Porque poco antes de que se fuera, los militares mataron a mi marido. Nadie quería mirarme. No se animaban a estar cerca mío, como si tuviera una enfermedad contagiosa. Usted no. Usted me abrazó y me dijo,"Ahora tenés que ser fuerte, tenés que criar a tus hijos". Mis hijos crecieron, y son unos hermosos muchachos. Hace tiempo que quería decírselo." Me abrazó. Con el abrazo que guardó para mí durante casi veinte años.

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Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén

Comentarios (4)

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César Lorenzano
Buenos Aires
Médico, PhD en Filosofía, desde siempre cocino. Este año (2016) comencé a publicar en Cookpad. Les agradezco mucho su estímulo
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