Papaya con jengibre

Para empezar cortamos un trozo de jengibre, lo pelamos y picamos un poco antes de pasar al mortero. Según el mortero que useis os costará más o menos, en mi caso es un poco complicado.

Es bonito pero poco funcional, hay algunos que son menos lisos, y las rugosidades o relieves del interior facilitan que se deshagan las fibras del jengibre soltando el jugo. Aunque después cuestan más de limpiar 😂

Una vez lo tengamos listo, pasamos a un colador y con ayuda de una cucharilla presionamos para exprimir bien las fibras. Aunque para esta receta solo nos interesa el jugo os recomiendo guardar las fibras para otras recetas, como por ejemplo batidos o galletas.

El jugo resultante es bastante aromático y se puede mezclar con otros ingredientes para hacer aliños o macerados de todo tipo. En mi caso sólo he probado por el momento con fruta, ya que es con lo que suelo tomar el jengibre más frecuentemente.

Obviamente uno cuando compra papaya la compra entera, rara vez encuentro media o una cajita de papaya fresca. Además, aunque las cajas son cómodas la fruta se conserva mejor en su "propia piel". De modo que cojo media papaya y la otra media al frigorífico.

Para vaciar el corazón, corto por la mitad y me ayudo con una cuchara pequeña. Clavo la punta y empujo sobre una servilleta con un plato debajo, de esta manera mancho lo menos posible y se hace más fácil recoger después.

Por último, pelamos, cortamos y rociaríamos el jengibre sobre la papaya. A mi me gusta servirla con palillos para que cada cual vaya pinchando. Y si se me antoja, mezclo el jengibre con una cucharada de miel antes de esparcirla por encima.

En esta ocasión aproveché las fibras para hacer una infusión. Yo lo tomo por placer, pero hay quienes la usan para evitar o disminuir la sensación de nauseas.

Calentamos el agua hasta que hierva. Y una vez haya hervido la servimos en una taza o tetera para infusionar el jengibre.

Con 5 minutos basta para hacer esta infusión, ya que al moler el jengibre antes las fibras quedan más en contacto con el agua facilitando la extracción de cualquier componente aromático.

Yo la tomo con una cucharada de miel de azahar o de tomillo. El sabor del jengibre es peculiar, no se puede tapar con dulce por el toque picante que da. Pero que combina para mi gusto especialmente bien con este tipo de dulce.

Es una infusión que puede tomarse tanto en caliente como en frío, a la que incluso le iría bien un toque a limón. Qué leches, para mi a casi todo le va bien el limón. Que las disfrutéis!