Para mi, uno de los secretos es hacerlo en una tartera de barro, no me digáis por qué pero queda diferente 😊, así que en ella echamos un chorrito de AOVE y las cebollas cortadas en juliana.

Cuándo empieza a ablandar, echamos las patatas cortadas en taquitos (no hace falta que sean cuadrados ni alargadas como si fuesen patatas fritas, pero si que más o menos sean del mismo tamaño) y echamos la sal y pimienta a gusto.

Vamos dando bastantes vueltas a las patatas y las cebollas ya que a el aceite que echamos antes para la cebolla era poco y debemos dejar que se vaya dorando la patata poco a poco.

Una vez que por fuera las patatas ya cambiaron de color, unos 5-7 minutos, regamos con un buen vaso de vino o incluso dos si vemos que las patatas nos quedaron muy gordas, porque es aquí donde vamos a ir dando consistencia a nuestro plato. Las cebollas van perdiendo el líquido, las patatas al remover se van rompiendo un poco soltando almidón y el vino va evaporando el alcohol dejando una base excelente a nuestra salsa.

Una vez que las patatas ya casi están, teniendo en cuenta que tardan bastante en hacerse, (mínimo las dejamos unos 10 minutos en los que aprovechamos para ir limpiando los calamares) ya que al tener poco aceite se van haciendo súper lento, pinchamos para comprobarlo y ahí echamos los calamares ya limpios y cortados en aros.

Solo nos queda seguir removiendo para que ahora se vayan haciendo los calamares, éstos no tardan mucho, vemos que van cogiendo un color estupendo y el sabor del calamar se va integrando con el resto del plato.

Después de unos 10 minutos a fuego muy lento dando vueltas con frecuencia, tenemos el mejor plato de calamares echo con amor 💕