Limpiar y cortar las zanahorias a rodajas (ni muy finas ni muy gruesas) para ponerlas a la picadora junto con la cebolla (opcional, sin cebolla es perfecto también). Picar pero no demasiado, conseguir una textura arenosa. Encender el horno a 200º.

Verter en un bol y añadir la sal, pimienta, comino y orégano al gusto; mezclar bien con una cuchara. Finalmente, añadir 2 cucharadas soperas de AOVE y los dos huevos (puedes batirlos antes en un bol pequeño). Volver a mezclar bien.

Mientras tanto, cortar la berenjena, el calabacín y los champiñones y dorarlo un poco en una sartén para que no esté crudo a la hora de colocarlo encima de la pizza. En otra sartén, saltear las espinacas.

Sacar la masa de la pizza vegetal pasados estos 20 minutos y colocar los toppings encima; en primer lugar, la salsa de tomate natural y la mozzarella rallada, después las espinacas y por último el resto de verduras con un último toque de orégano. Colocar de nuevo en el horno durante 10-15 minutos más hasta que consigamos la textura que más nos guste (más crujiente o menos, vigilando que no se nos queme la base!). Et voilà!