Salpimentamos las carrilleras y las ponemos a freír en una cacerola con aceite de oliva virgen extra para sellarlas, las retiramos y reservamos.

En el mismo aceite sofreímos los ajos y las cebollas pelados y picados.

Las zanahorias las pelamos y cortamos en rodajas y el pimiento lo lavamos y lo cortamos en cuadraditos y cuando veamos que el ajo y la cebolla están hechos los añadimos a la cacerola.

Rallamos los tomates y los añadimos al resto de ingredientes, dejamos hacer todas las verduras juntas un par de minutos.

Añadimos el pimentón con el fuego muy bajo y removiendo bien para que se nos integre en las verduras rápidamente y no se nos queme, si el pimentón se quema se le altera el sabor y amarga.

Añadimos las carrilleras, las copas de vino y coñac, removemos bien, subimos el fuego y lo dejamos hasta que el alcohol se haya evaporado.

Una vez se haya reducido el líquido por la evaporación del alcohol le añadimos el litro de caldo de carne y a fuego fuerte esperamos a que rompa a hervir.

Cuando ya hierva, bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocer hasta que veamos que las carrilleras estén tiernas, suelen ser unas dos horas más o menos pero es mejor ir controlando hasta que la veamos tiernas. En mi caso como eran de cerdo ibérico sólo me han tardado 1 hora y media. Si veis que se va quedando sin líquido le vais añadiendo pero sólo si es necesario, tiene que quedar una salsa reducida, espesita y de un color oscuro y sabor muy potente.

Ya por último si la queréis sin los trozos de verduras como ya os he comentado anteriormente la trituráis con la batidora y si la preferís con las verduras enteras la dejáis tal cual. Para acompañar este plato nada mejor que unas patatas fritas aparte y puestas en el plato a la hora de servir, las patatas cogen el gusto de la salsita y están impresionantes. Un plato de 10 estas carrilleras!