Los pasos se pueden ir haciendo de forma simultánea. Aquí os dejo el paso a paso.

Preparación de la carne (45 minutos)

Picamos el ajo, la cebolla, el pimiento y la zanahoria en cuadraditos muy pequeños.

En una cacerola añadimos el aceite y las verduras picadas y sofreímos a fuego medio.

Cuando ya tenemos las verduras sofritas, añadimos la carne picada y mezclamos con la verdura. Cuando esté sofritas la carne con la verdura, añadimos el vino blanco y dejamos que reduzca un par de minutos.

Posteriormente, añadimos el agua y el tomate triturado, junto con la pastilla de caldo, orégano y pimienta negra y dejamos cocinar a fuego medio hasta que se reduzca la salsa. Y ya tendríamos la carne preparada.

Preparación de los calabacines (20 minutos)

Pelamos los calabacines y los cortamos en rodajas o tiras de más o menos un centímetro de grosor (ni muy finas para que se deshagan; ni muy gruesas para que queden duras). En mi caso los corto en tiras ya que me resulta más fácil y rápido.

En un bol, batimos los huevos junto con la leche y añadimos la sal. Y preparamos otro bol con la harina.

Ponemos a calentar una sartén con un dedo de aceite de girasol para freír.

Cogemos las tiras de calabacín y las vamos pasando por harina y por huevo para rebozarlas (lo hago en este orden porque así evitamos que la harina de despegue del calabacín, quedé un rebozado uniforme y se ensucia menos el aceite).

Según vamos rebozado, las vamos friendo en el aceite por ambos lados y las apartamos en un plato con papel absorbente debajo para que suelten todo el aceite.

En un cazo (a ser posible antiadherente) ponemos a calentar la leche a fuego lento sin llegar a ebullición.

Una vez está caliente, vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco y removemos al mismo tiempo con una varilla para evitar grumos (teniendo cuidado de que no se nos queme, si fuera necesario apartar del fuego).

Cuando hayamos añadido toda la harina, sin dejar de remover añadimos la nuez moscada y la pimienta negra y una vez esté mezclado bien, apartamos.

Cogemos el molde o fuente de horno en el que vayamos a montar la lasaña y ponemos a precalentar el horno a 180° con fuego arriba y abajo.

En el molde, añadimos una cucharada de bechamel y la extendemos bien por el fondo.

A continuación, otra capa de calabacín y así sucesivamente hasta acabar con la carne y los calabacines. El número de capas dependerá del tamaño del molde o de la fuente en que lo hagamos. Pero procuraremos acabar en una capa de carne. Si sobran calabacines rebozados, los podemos guardar y comerlos aparte ya que también están muy ricos solos.

Por último, añadimos la bechamel y extendemos bien y con cuidado de forma que quede una capa homogénea.

Introducimos la bandeja al horno y lo dejamos unos 15 minutos y después ponemos únicamente fuego arriba para gratinar el queso.

Una vez gratinado, sacamos del horno y dejamos reposar unos minutos antes de servir. A mí personalmente, me gusta hacerla de un día para otro y volver a calentarla en el horno, ya que las capas se asientan y no se desmorona al servirla.