Probar la levadura:
Revolver la levadura y el azúcar en un tazón pequeño con agua tibia y dejar reposar de 3 a 5 minutos, hasta que comience a formar espuma (yo le adiciono una cuchara de harina también).

Si la mezcla hace espuma, significa que la levadura está viva y activa. De lo contrario, significa que la levadura está muerta y es mejor obtener un nuevo paquete de levadura.

Mezclar para formar una masa suave y amasar durante 5 a 10 minutos (se puede usar una batidora con un gancho para masa para este paso. Si amasa a mano, tomará más tiempo). La masa debe quedar blanda y pegajosa. Si está demasiado seca, añadir otras 1 o 2 cucharadas de agua.

Dejar que la masa suba:
Con las manos bien enharinadas, formar una bola con la masa y cubrir ligeramente con aceite de oliva. Colocar en un tazón grande, cubrir el tazón con una envoltura de plástico y colocar en un lugar soleado para que suba al doble de su tamaño. Esto debería tomar entre 90 minutos y o más.

Cuando la masa haya duplicado su tamaño, cortarla en cuartos. Engrasar y enharinar una o dos bandejas para hornear, dependiendo del tamaño.

Enharinar el mesón para amasar y las manos. Aplanar cada cuarto hasta formar un rectángulo, puede hacerlo con las manos o con el rodillo.

Tomar 1 pieza a la vez y trabajar hasta formar una tira. Luego, atar un nudo. Colocar cada nudo en la bandeja para hornear y repetir con la masa restante. La masa subirá, así que se debe dejar algo de espacio entre cada nudo.

Una vez atados todos los nudos, pincelarlos con un poco de aceite de oliva. Cubrir los pancitos sin apretar con una envoltura de plástico y dejarlos crecer nuevamente hasta que dupliquen su tamaño, 90 minutos, aproximadamente.

Precalentar el horno a 400°F. Destapar los nudos y hornear en el horno hasta que estén bien dorados en la parte superior, de 12 a 15 minutos.

Cuando los nudos estén hechos, sacar del horno y dejar enfriar por 5 minutos. Pintar con la mezcla de ajo-mantequilla-perejil y servir. Buen provecho.