Almejas a la marinera

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Santiago de Compostela

Una de las señas de identidad de nuestra gastronomía- la gallega- son las materias primas.

Podemos sentirnos orgullosos de tener carne, verduras y pescados de primera calidad. Y junto con los pescados tenemos el marisco, de lo mejorcito del mundo.

Yo, que conviví con mariscadores durante muchos años os puedo decir que no es un trabajo nada fácil. Todos los días, haga el tiempo que haga, salen los mariscadores muy temprano al mar. Tienen que aguantar frío, lluvia, cargar con elevados pesos,… y muy jóvenes tienen problemas reumáticos o de espalda.

Por ello se merecen que les compremos el pescado y el marisco, y que nos dejemos de productos de piscifactorías. No sólo por la calidad- que ni punto de comparación- sino porque hay que pagar a esta gente que con tanto esfuerzo se gana el pan de cada día.

Eso sí, en el mar están muy marcadas las diferencias de género, y mientras en barco van los hombres, las mujeres van a recoger el marisco de las playas, como son las almejas. Así a veces se ven a mujeres con la espalda totalmente torcida por tantas horas en esa postura en la orilla del mar.

La almeja de Carril tiene su fama, pero también la hay en otras partes de nuestras costas.

Hay múltiples tipos de almeja, la babosa, japónica, rubia, fina,…

En esta receta he utilizado la babosa, pero se puede utilizar otra cualquiera.
http://www.lacocinademinia.es/almejas-a-la-marinera/

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Ingredientes

40 minutos
4 raciones
  1. 4cebollas
  2. 1 dienteajo
  3. 1 manojoperejil
  4. 1 vasovino blanco (preferiblemente Albariño)
  5. 2 kilosalmejas
  6. 1 vasoaceite de oliva virgen extra

Paso a paso

40 minutos
  1. 1

    Pondremos a “babear” las almejas. Como he utilizado las babosas, echan mucha baba, por lo que, preferiblemente, las compraremos envueltas en una red, bien apretadas, lo que va a ayudar a que echen la baba.

    Unas dos horas antes de ponernos con la receta, dejaremos las almejas en bastante agua con un puñado de sal gruesa. Así acabarán echando toda la arena que tengan dentro. No hay nada más desagradable que comer almejas con arena.

  2. 2

    Picamos muy finas las cebollas con el ajo.

  3. 3

    En una cazuela, preferiblemente de barro, pondremos el aceite con las cebollas y el ajo.

    Las haremos a fuego lento durante una hora, removiendo de vez en cuando.

  4. 4

    Agregamos el perejil y el vino blanco. Subimos el fuego para que rompa el hervor.

    Retiramos un par de cucharadas de la olla y las pondremos en un vaso de batidora.

    Batimos hasta que nos quede una crema que después volvemos a agregar a la preparación.

    En algunos casos se utiliza harina para darle consistencia a la salsa, pero, sinceramente, este truco le da consistencia y no estaremos introduciendo harina innecesariamente en la receta, así que es totalmente válida para los que sigan dietas disociadas.

  5. 5

    Una vez que hierva, agregamos las almejas lavadas. Tapamos y dejamos que se hagan durante unos 5-10 minutos. No agregaremos sal

    Sabremos que están cuando veamos las almejas muy abiertas.

  6. 6

    Cuidado a la hora de comer si vemos alguna almeja que está cerrada. En este caso no forcemos, no la comemos por si acaso, ya que significa que estaba muerta cuando la echamos al fuego, con lo que no conviene comerla.

    Buen provecho

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Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén

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lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela
Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas.Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano.Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-.Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar.Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
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