Esta vez hemos utilizado unas gambas peladas congeladas grandes. Es conveniente que no sean demasiado pequeñas ya que su tamaño se reduce bastante durante el cocinado.

Una vez tenemos las gambas fuera de la nevera nos ponemos con los ajos. Los cortamos todos en finas láminas como apreciamos en la imagen. A continuación Le añadimos el aceite de oliva.

Las dejamos cocinar a fuego medio lento hasta que veamos que están en su punto, ni muy hechas ni demasiado crudas. Los ajitos deben estar tiernos.

Y ya las tenemos listas para servir. Le podemos añadir más o menos salsa dependiendo del gusto del comensal. Yo las prefiero así para hacer barquitos con el pan... ¡delicioso! Buen provecho.