Ponemos en una olla el agua, la leche, el aceite y la sal. Llevamos a hervor. Cuando hierve, retiramos del fuego y directamente volcamos sobre la harina. Mezclamos bien. Dejamos reposar y agregamos los huevos apenas batidos y el queso. Tiene que quedar una masa muy homogénea pero bien pegajosa. Nos humedecemos las manos con aceite, hacemos los bollos y en una placa llevamos a horno medio-alto hasta que estén doraditos.

Para comer...son riquísimos calentitos recién hechos. Pero más ricos son si los comemos pasado un rato o incluso de un día a otro...aún más delicioso. Besos a todos y feliz de volver a cocinar💕🤗❤