Comenzamos mezclando la harina con la sal, pizca de pimienta negra y la manteca bien fría cortada en cubos. Frotamos con la mano y hacemos un arenado hasta que la manteca esté bien integrada.

Añadimos la leche y los huevos y mezclamos. Si notamos que le falta líquido a la masa añadimos más leche de a chorrito, para que no quede con una consistencia muy líquida, es preferible agregar de a poco líquido porque si nos pasamos debemos añadir más fécula y corremos el riesgo que quede una masa dura después.

Agregamos el queso parmesano rallado y el danbo en cubitos pequeños. Integramos bien con las manos hasta formar un bollo. Quedará una masa pegajosa pero fácil de despegar de la mano. Separamos trocitos del mismo tamaño, yo me ayudé con la balanza y los hice todos de 35 gramos y me salieron 34 chipá.

Luego formamos bolitas y las ponemos sobre placa con papel manteca. La bandeja que queda fuera del horno esperando turno la envolvemos en film para que la masa no se reseque. Llevamos a horno precalentado y cocinamos a 200 grados los primeros 20 minutos y luego bajamos a 180 grados hasta que estén dorados y cocidos. Puede pasar que con el calor del horno se achaten pero después vuelven a quedar un poco más redondos a medida que se cocinan.