En un bol grande, colocamos el coco rallado, la miel, la esencia de vainilla y la bebida de coco, mezclamos todo bien para que el coco se hidrate y se pueda amasar fácilmente. Dejamos reposar 1 hora en la nevera.

Con las manos bien limpias y secas, haremos bolitas pequeñas de unos 14-15 gramos cada una, las vamos colocando en un plato o bandeja y cuando tengamos todas las bolitas hechas, las dejaremos en el congelador par que endurezcan y se enfríen bien.

Mientras se congelan las bolitas, vamos a derretir el chocolate. Pondremos a calentar agua en una olla, cogeremos un vaso ancho e introduciremos dentro el chocolate a trozos y la cucharadita de aceite de coco. Metemos el vaso dentro de la olla y esperaremos a que el chocolate se derrita al baño maría. Esperaremos a que el chocolate se temple un poco para que no esté tan líquido, de esta forma, al introducir los bombones en él se hará una fina capa y endurecerá más rápido.

Pinchamos con un palillo cada bolita, la introducimos en el chocolate y vamos girándola hasta que quede completamente impregnada de chocolate. Al estar congeladas, el chocolate se enfriará rápidamente. Podemos añadir la cobertura antes de que se endurezca el chocolate, o bien mojar una vez más la bola en el chocolate y espolvorear el topping que más nos guste, así tendremos una capa más gruesa y crujiente de chocolate.

Una vez acabadas, las colocamos en un plato o táper y las metemos al congelador o a la nevera.