Preparamos el molde, ideal uno de 18 cm. de diámetro y alto para que la tarta nos quede gruesa. El mío no es alto y lo soluciono con el papel de hornear que untando el molde con mantequilla o spray se queda pegado. También pongo papel en la base. Va muy bien mojar el papel para adaptarlo al molde. La tarta sube mientras se cuece y al enfriar vuelve a bajar. También se puede cocer en un molde de 20 cm. y saldrá menos alta pero igual de buena.

Una vez integrado, en otro recipiente mezclamos el queso mascarpone y el queso azul, tiene que quedar una crema uniforme, sin grumos. Si utilizamos la batidora eléctrica intentar no incorporar mucho aire. Por último añadimos la nata y juntamos con el resto.

Vertemos en el molde.

Horneamos a 200° 40 minutos. Aunque parece que aún no está cuajada del todo, pues baila, la tarta ya está hecha y al enfriar ganará firmeza. Dejamos en el horno apagado y con la puerta entreabierta 10 minutos y seguidamente la sacamos. Después de 1 hora o 2 reposando, a poder ser sobre una rejilla, la desmoldaremos. Yo la vuelco poniendo un plato encima y dándole la vuelta para sacarle el molde de la base y después, con la ayuda del otro plato o bandeja definitiva, volverla a poner del derecho.

Al día siguiente todavía está más buena.