Desmenuzamos el pollo, retiramos los huesos, vertemos todo el aceite que nos viene en el pollo a l'ast y mezclamos bien, que coja sabor. Dejamos preparado en un plato.

Nos ponemos con la bechamel. En una sartén a fuego medio-bajo, añadimos la mantequilla y dejamos fundir hasta que obtenga un color más marrón, tipo caramelizado.

Echamos la harina, mezclamos hasta tostar, nos cambiara el color a un tono ligeramente marrón (el olor será dulzón). Ahora agregamos la leche, poco a poco, removiendo hasta obtener el espesor en la masa deseado.

Cuando podamos hacer una línea recta, bien marcada, con la espátula sin que se junte enseguida, es el punto ideal. Añadimos, sal nuez moscada, pimienta al gusto y el pollo. Mezclamos bien.

Dejaremos el pan rallado preparado para mañana, yo lo preparo de dos formas diferentes, según para que plato lo quiera. Uso la batidora para que me quede bien fino, como por ejemplo para pollo empanado.

Y con la picadora para obtener un corte más gordo, que es el que uso para las croquetas, ya que le da ese toque un poco más crunchy. En mi caso utilizo los dos electrodomésticos diferentes porque me resulta más sencillo controlar el grosor con la picadora, ya que en la batidora me lo deja directamente fino.

Pasadas las 12h, dividimos la masa en cuadrados (me apetecían redondas así que para mi era más fácil así). Damos la forma a la croqueta, la rebozamos en harina, luego en huevo y por último en pan.