Picamos el pollo con la picadora. Yo esta vez he utilizado pechugas de pollo pero salen un poco más secas, mi recomendación es utilizar muslos de pollo, pidiendo a la dependienta que nos los deshuese y nos quite la piel, luego tan sólo tendremos que picarlos en casa con la picadora pero con los muslos salen las pechugas más melosas y no tan secas como con la pechuga.

En un bol preparamos la mezcla de las albóndigas y pondremos el pollo picado, el Ras El Hanout, sal a nuestro gusto, el pan rallado, la leche y el huevo previamente batido. Mezclamos todo muy bien durante unos minutos para que nos quede una mezcla homogénea, tapamos con papel film y yo lo dejo de un día para otro en la nevera reposando para que la mezcla coja bien todos los sabores.

Al día siguiente, lo primero freír las albóndigas. Cogemos porciones de la mezcla, hacemos bolas, las pasamos por harina y las freímos en abundante aceite de oliva virgen hasta que las veamos doraditas. En ese momento las sacamos, las ponemos en un plato encima de papel absorbente y reservamos.

Ahora prepararemos la salsita de cebolla. Pelamos y picamos el ajo y la cebolla bien pequeño (yo lo he picado con la picadora), y lo ponemos a freír en una cazuela con aceite de oliva virgen extra, lo dejamos hasta que se dore.

Añadimos el caldo de pollo y la hoja de laurel y cocinamos a fuego medio 10 minutos.

Disolvemos la cucharadita de curry y la de Maizena en un poco de agua fría para que no haya grumos, lo añadimos a la cazuela, removemos para que se integre bien y cocinamos 10 minutos más hasta que se espese un poco.

Es el momento de añadir las albóndigas a la salsa, y las dejamos que se cocinen unos 20 minutos a fuego medio y removiendo de vez en cuando. Pasados los 20 minutos ya estarán listas.

Servir acompañadas o bien de arroz hervido o de patatas fritas aparte y añadidas al plato en el momento de servir. Espectaculares!!