Blanquear la manteca con el azúcar en un bol, es decir, batir ambas hasta que tengan una textura cremosa y uniforme.

Amasar la masa en dos o cuatro cilindros, (o uno solo si tienen ganas de hacerlas grandes). Refrigerar por 2 horas envueltos en film antiadherente o hasta que estén firmes al tacto y no se deformen. Recomiendo dejarlo toda la noche.

Retirar de la heladera y cortar galletitas de un espesor de aproximadamente 1 centímetro, (esto es importante, porque si no son iguales, no se cocerán a la misma velocidad y se quemarán algunas mientras que otras quedarán crudas en el medio). Se debe de hacer rápido, mientras la manteca sigue fría.

Colocar las galletitas en papel manteca sobre las bandejas para horno precalentadas. Pueden pincelar las galletas arriba con manteca derretida y luego esparcir azúcar arriba para lograr más color.

¡Listo! Dejar reposar hasta entibiecer. Ahora a intentar no comerlas todas de una sentada.

Protip: Si hay partes quemadas, rallarlas con un rallador y meterlas al fondo del recipiente donde las vayan a poner. Nadie sospechará nada. Menos si se las comen antes.