Para marinar los lomos de salmón sólo tienes que ponerlos en una fuente adaptada a su tamaño y cubrirlos con sal gruesa. Yo los he tenido 3 horas marinando. Después quita el exceso de sal y enjuaga los lomos bajo el grifo y sécalos con papel de cocina. Si compras un único lomo y es más grueso, quizás necesite algo más de tiempo para marinarse. Estos lomos, como ves, son finos.

Corta el salmón a trocitos y mételos en un tarro de cristal. Cubre con AOVE. Conserva en el frigorífico al menos 24 horas para que el aceite coja el sabor del salmón. Cuando vayas a comerlo (porque sobrará y está buenísimo en tostas) o vayas a emplearlo en esta receta, sácalo un rato antes para que el aceite se descongele.

Cuece las espinacas y ponlas a escurrir para que suelten toda el agua. Reserva.

Prepara una bechamel ligera. Yo la hago en mi robot de cocina. Si no tienes, usa picadora y sartén y no dejes de remover:

Haz el relleno: pon las espinacas en una fuente y añade trocitos de salmón marinado (córtalos más pequeñitos con ayuda de unas tijeras). Añádele bechamel y mezcla (no tiene por qué ser toda. Si te sobra, puedes guardarla para otra receta). Ponlo en la mitad de la lámina de hojaldre que previamente habrás estirado un poco más con ayuda de un rodillo.

Dobla el hojaldre, ayúdate de los dedos para unir bien el borde, trincha por toda la superficie y, si quieres, con la cara anterior de un cuchillo de untar, puedes hacerle algún dibujo. Cubre con huevo batido y hornea durante 20 minutos a 180°. Déjalo dentro 5 minutos más con el horno apagado, aunque tendrás que vigilar porque cada horno es un mundo.

Corta en 4 trozos y sirve. Mejor si está templado (muy caliente no se saborea igual). Y disfruta de esta delicia 😋

Nota: si tienes gamba cocida, puedes ponerle en el relleno cortada a trocitos pequeños. Seguro que le va de lujo.