Mientras escaldamos los tomates, cortamos la cebolla en juliana, retiramos las semillas del pimiento y los troceamos en tiras. Pelamos y retiramos el gérmen de los ajos y los laminamos.

Una vez que tenemos todos los ingredientes preparados, ponemos una cazuela amplia al fuego con un chorrito generoso de aceite y cuando esté caliente echamos la cebolla junto con la sal y dejamos pochar a fuego medio 5 minutos. Agregamos los ajos y cocinamos 5 minutos más. Incorporamos el pimiento y dejamos al fuego 10 minutos.

Añadimos los tomates y cocinamos todo junto a fuego medio-lento durante una hora y media, removiendo de vez en cuando para que no se nos pegue y con una cuchara de madera vamos presionando los tomates para que suelten el jugo.

Agregamos el azúcar y el orégano, removemos y dejamos al fuego 30 minutos.

Retiramos del fuego y con ayuda de una batidora trituramos bien asegurándonos que no nos quedan grumos. Volvemos a llevar al fuego y cocinamos 30 minutos más a fuego lento, si veis que salta, tapad la cazuela y no os olvidéis de remover de vez en cuando. Ya tenemos nuestra salsa lista. La que no vayáis a usar la echáis en un tarro de cristal, dejáis que enfríe y al congelador para otro día.

Ya sólo nos queda cocer la pasta, para ello ponemos una cazuela con el agua al fuego y cuando rompa a hervir agregamos la cucharada de sal y los macarrones, removemos y dejamos cocer a fuego alto el tiempo que os indique el fabricante, en mi caso 12-15 minutos. Cuando nuestra pasta esté escurrimos, no tiréis todo el agua de cocción, reservado un par de cucharadas para agregar al tomate.

Ponemos una sartén amplia al fuego con la salsa de tomate frito, agregamos el agua de cocción que habíamos reservado y cocinamos a fuego medio-alto unos minutos. Incorporamos los macarrones y cocinamos un par de minutos, removiendo para que la pasta se impregne de la salsa.

Ya tenemos nuestro plato listo!! Espero que os guste.