Para hacer la bechamel, derretimos la mantequilla con el aceite para luego añadir la harina y cocinarla haciendo una roux. Después añadimos sin dejar de mezcla la leche y mezclamos a fuego bajo sin dejar de remover hasta que espese lo suficientemente para que no esté echa un grumo pero que tampoco esté demasiado líquida para la lasaña.

Procederemos a montar la lasaña. Como yo usé pasta de lasaña precocidad, no tuve que cocerla, pero podéis usar la que queráis y cocerla antes.
En una fuente de horno (yo usé una cuadrada y le di forma cuadrada) ponemos un fondo de tomate frito casero y luego ponemos la pasta. Añadimos la carne y cubrimos con una fina capa de tomate y tapar con lonchas de queso.

Volvemos a poner pasta y así una, dos o tres capas iguales dependiendo de lo grande y alta que la queramos (yo hice solo dos). En la última capa para darle más sabor puse queso Gouda curado.

Para acabar ponemos otra capa de pasta y echamos la bechamel en caliente por encima. Cubrimos con queso rallado para gratinar (yo usé Gouda, pero con Emmental u otro que os guste también quedará genial).

Metemos al horno a gratinar hasta que esté dorado, unos 15 minutos o al gusto de cada uno.