Queso ricotta casero

Con todos los ingredientes preparados. Mezclamos y disolvemos una cucharadita de ácido cítrico en medio vaso de agua previamente hervida, cuando ya se haya enfriado.

En una olla, mezclamos la leche con el cloruro cálcico, el ácido cítrico y la sal, removiendo muy bien. Ponemos la olla a fuego medio hasta conseguir una temperatura de 85 °C.

Cuando alcance la temperatura empezará a coagularse la leche y separarse el cuajo del suero, retiramos la olla del fuego, cubrimos y dejamos reposar 20 minutos.

Con mucho cuidado con la espumadera depositamos el cuajo de ricotta en el cestillo.

Cuando esté lleno el cestillo dejamos escurrir todo el suero hasta alcanzar la consistencia que más nos guste y lo conservamos en el frigorífico. Como sobra mucho suero, yo lo he reservado para reutilizarlo en otras recetas y así no desperdiciamos nada. El resultado final es un queso ricotta con una consistencia firme pero a la vez cremosa.