Galletas de jengibre, Sésamo y limón

En primer lugar, ponemos el sésamo en una bandeja de horno y lo tostamos durante tres minutos con el horno ya precalentado 180°C, y Pasados los tres minutos, sacamos la bandeja, dejamos tibiar y dejamos el horno encendido con la misma temperatura.
A continuación, cogemos un recipiente grande y cascamos los huevos dentro.
A continuación, le añadimos los 100 gr, de azúcar y batimos con la varilla del brazo batidor hasta que se mezcle el azúcar con los huevos.

Una vez que lo tengamos batido, le añadimos el aceite, el azúcar avainillado, la esencia de vainilla y volvemos a mezclar con el brazo batidor hasta que se hayan diluido todos los ingredientes que le hemos puesto hasta el momento.
Una vez que lo tengamos emulsionado, le añadimos la mitad del harina, la levadura, el sésamo, la ralladura de limón, el jengibre rallado y ligamos con las manos muy rápido durante un par de minutos.

A continuación, le añadimos el resto del harina y amasamos suavemente durante unos cuatro minutos sin parar.

Una vez que tengamos la masa lista y compacta, la dejamos unos cinco minutos para que se relaje la masa. Seguidamente, la dividimos en dos partes para que nos sea más fácil de trabajarla.
A continuación, espolvoreamos la encimera con una pizca de harina, colocamos una de las dos masas y con un rodillo, la aplastamos y la extendemos para poder formar las galletas.

Seguidamente, cogemos un aro de emplatar pequeño y cortamos las porciones de galletas y la masa sobrante de los Cortes los reservamos para volver a amasar con la otra parte de la mása y extender para sacar las posiciones restantes. A mí me han salido 54 galletas.
Una vez que las tengamos todas formadas, las vamos poniendo en las hojas de papel de horno dejando una separación entre las galletas, porque nos van a subir y es para que no se nos queden pegadas entre ellas.

Con el horno ya precalentado a 180°C, metemos una tanda y las dejamos hornear durante veinte minutos con el calor del horno arriba y abajo. Si tenéis un horno grande, las metéis todas de una vez.
Una vez que las tengamos horneadas, las dejamos templar por completo antes de guardar en un recipiente cerrado para que no suden y listo.