Patatas al horno

lacocinademinia.es
lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela

Tendemos a eliminar la piel de las patatas para su consumo, pero no siempre es necesario, sino todo lo contrario.

Parece increíble, pero le aporta un sabor diferente.

Eso sí, hay que limpiarlas muy bien. Pasarlas bien por el agua y eliminar del todo los restos de tierra que puedan tener.

Si lo hacemos bien, nos quedan unas patatas de acompañamiento para carne o pescado que no tienen nada que envidiar a unas patatas fritas.

Son muy sencillas de preparar, aunque su cocción es lenta, una hora.

Leer más
Editar receta
Ver informe
Compartir

Ingredientes

Paso a paso

  1. 1

    Lavamos muy bien las patatas, ya que se van a cocinar con piel y todo.

  2. 2

    Las cortamos en gajos, tal y como se ve en la foto, de tal manera que todos los trozos lleven algo de piel. Les echamos sal, orégano, salvia, tomillo, etc. Las especias ya están al gusto del consumidor. Mezclamos bien y las ponemos en una fuente para horno.

  3. 3

    Echamos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y llevamos al horno precalentado a 200ºC durante una hora. De vez en cuando podemos darles unas vueltas para que se hagan de forma homogénea. Valen para acompañar tanto una carne como un pescado. Buen provecho

Reacciones

Editar receta
Ver informe
Compartir

Cooksnaps

¿Cómo te salió? Recomienda esta receta mandando tu Cooksnap

Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén

Comentarios (2)

Debora Rosano
Debora Rosano @cook_2584242
En casa siempre las hago así, y nos encantan :) ¡Riquísimas!

Escrita por

lacocinademinia.es
lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela
Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas.Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano.Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-.Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar.Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
Leer más

Recetas similares