Espirales de patatas frita (al horno)

Arianne
Arianne @Arianne
Esquinita verde de la Península Ibérica, llamada A Coruña

Hoy, hablando de lo números primos —no me preguntáis cómo una conversación banal de un sábado a media tarde, termina en esos lares— terminamos en la conjetura de Polignac (que yo, hasta ese momento, desconocía). Ésta dice que hay un número infinito de números primos (p, q) tales que: p - q = k, siendo k un número par.
Para que nos entendamos, esto quiere decir que si n = 2, lo que surge es la famosa conjetura de los números primos gemelos, es decir que existen infinitas parejas de primos tales que la diferencia entre ellos es 2 —como por ejemplo: 11 y 13; 41 y 43, etcétera—. Hasta ahí, estamos de acuerdo, ¿verdad? Pero Polignac afirmó que lo mismo sucedía para los llamados primos sobrinos (p y p+4), los primos sexies (p y p+6) y en general cualquier número par. Pero llegados a este punto, ya tuvimos que tirar de papel, lápiz y calculadora, ya que no conseguimos ni demostrar ni invalidar dicha conjetura, enunciada por Polignac en 1849 y, durante todos estos años también se ha resistido a la comunidad matemática.

(Sumamos esta receta al homenaje a las patatas frita, en su día. ¡Larga vida a las patatas fritas!❤️🍟❤️).

#FritasFest

Espirales de patatas frita (al horno)

Hoy, hablando de lo números primos —no me preguntáis cómo una conversación banal de un sábado a media tarde, termina en esos lares— terminamos en la conjetura de Polignac (que yo, hasta ese momento, desconocía). Ésta dice que hay un número infinito de números primos (p, q) tales que: p - q = k, siendo k un número par.
Para que nos entendamos, esto quiere decir que si n = 2, lo que surge es la famosa conjetura de los números primos gemelos, es decir que existen infinitas parejas de primos tales que la diferencia entre ellos es 2 —como por ejemplo: 11 y 13; 41 y 43, etcétera—. Hasta ahí, estamos de acuerdo, ¿verdad? Pero Polignac afirmó que lo mismo sucedía para los llamados primos sobrinos (p y p+4), los primos sexies (p y p+6) y en general cualquier número par. Pero llegados a este punto, ya tuvimos que tirar de papel, lápiz y calculadora, ya que no conseguimos ni demostrar ni invalidar dicha conjetura, enunciada por Polignac en 1849 y, durante todos estos años también se ha resistido a la comunidad matemática.

(Sumamos esta receta al homenaje a las patatas frita, en su día. ¡Larga vida a las patatas fritas!❤️🍟❤️).

#FritasFest

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Ingredientes

40 minutos
Acompañamiento
  1. 2Patatas grandes
  2. Mezcla de especias (1/2 cucharadita): Cayena + Tomillo + Orégano + Cebolla en polvo + Sal + Pimentón dulce
  3. 1 CucharaditaAjo en polvo
  4. 1 CucharaditaPimienta negra
  5. Aceite de oliva virgen extra

Paso a paso

40 minutos
  1. 1

    Pelamos y cortamos en rodajas gruesas las patatas.
    Con ayuda de dos palillos a cada lado de la rodaja de patata —para no romperla— cortamos primero transversalmente y por el otro lado en diagonal, para que al estirar la rodaja, quede el aspecto de la tercera foto.

  2. 2

    Precalentamos el horno a 200ºC.
    Pinchamos las rodajas cortadas y las estiramos en el palillo. Las ponemos en una olla con sal y la llevamos a ebullición unos 4 minutos —sólo el tiempo suficiente para que comiencen a ablandarse—.

  3. 3

    Mientras preparamos la mezcla de especies con aceite, ajo en polvo y pimienta negra.
    Pincelamos las rodajas con la mezcla y la ponemos sobre papel de horno en una bandeja.
    Horneamos unos 10 minutos.

  4. 4

    A disfrutar!

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Caricatura gris dibujada a mano de una cámara y una sartén con estrellas saliendo de la sartén
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Arianne
Arianne @Arianne
Esquinita verde de la Península Ibérica, llamada A Coruña
Me encanta recorrer el mundo en cada bocado.Apasionada del mar, de los viajes, de la astronomía y de los libros. Poco golosa pero exigente con la calidad de los productos. ¿El final perfecto de cualquier instante gastronómico? La buena compañía... tanto a la hora de prepararlo en la cocina, como al sentarse en la mesa. Porque disfruto cocinando con y para los míos; me encanta ese desafío de conectar con mis comensales, de compartir y de no sólo hacer disfrutar a las papilas gustativas. De crear, en definitiva, un momento, un recuerdo y un vínculo con los que quiero.
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