Pesamos los garbanzos secos antes de remojarlos. Enjuagamos y dejamos en remojo por 24 horas, cambiando el agua entre medio tres veces al menos. Si hace calor, llevarlos a la heladera en un recipiente hermético con tapa.

Transcurrido el tiempo estos estarán más blandos y gorditos. Escurrimos retirando por completo el agua y colocamos en la licuadora.
Si quedara muy llena se puede hacer en dos tandas.

Salpimentamos y añadimos agua (limpia) en la cantidad indicada. Licuamos hasta obtener una mezcla tan homogénea como sea posible.

Añadimos los huevos de a uno procesando en cada adición. Pasamos la mezcla a un bowl cómodo.

En un sartén antiadherente de 24 cm colocamos un hilo de aceite. Precalentamos a fuego medio y vertemos con un cucharón una porción de la pasta, esparcimos en una capa uniforme.
Si la masa no se esparce fácilmente sobre la sartén podemos ayudarnos de una espátula de silicona. Para ello debemos retirar la sartén del fuego y hacerlo delicadamente para que no se rompa y logremos una capa uniforme.

Cocinamos a fuego medio hasta que se despegue de los bordes y la superficie se vea cocida; luego vamos chequeando que sólo se dore en la base. Damos vuelta con ayuda de una espátula y cocinamos hasta dorar del otro lado. No dejar crudas pero tampoco sobrecocinar porque se secan.
Repetimos con la totalidad de la preparación, mezclando la misma antes de tomar la porción con el cucharón ya que tiende a disociarse.
Reservamos en un plato cubierto con film.

Ya están listas para hacer unos irresistibles wraps!