Cómo cocer el pulpo

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Santiago de Compostela

Como buena gallega, tengo predilección por el pulpo, aunque he visto todo tipo de reacciones de gente de fuera cuando lo han visto en el plato.

Sin ir más lejos, una prima mía inglesa no fue capaz de quedarse a la mesa con esa visión del octopus acechando en el plato de madera.

En Galicia somos expertos en el pulpo, pero lo más complicado no es cómo prepararlo, pues hay múltiples recetas, sino cómo se cuece.

Desde que sale del mar empieza todo el proceso de cocción.

Sí, he dicho bien, desde que sale del mar.

Y es que el pulpo, si no se le aplica la tortura o el congelado, está duro como una piedra.

¿Tortura? ¿He dicho bien? Sí, tortura, o siendo más exactos, golpes.

En cuanto llega el marinero a tierra, tiene que darle golpes al pulpo contra una piedra. Esto es lo que se llama mazar el pulpo.

Pero no tendremos que hacer esto nosotros. Si compramos pulpos frescos, los congelamos durante un mínimo de 48 horas y esto hace el efecto de los golpes.

Una vez descongelado, en la nevera durante un día, lo vamos a limpiar.

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Ingredientes

120 minutos
4 raciones

Paso a paso

120 minutos
  1. 1

    Para ello retiramos todas las vísceras que haya dentro de la cabeza y lo lavamos bien lavado, tentáculo a tentáculo, para retirar toda la arena que pueda traer. Para la cocción, no vamos a retirar ni los ojos ni el pico, que tiene por la parte de abajo de la cabeza, sino que los retiraremos después de la cocción.

  2. 2

    Una vez bien lavado bajo el grifo, procederemos a su cocción. Pondremos una olla con abundante agua a fuego fuerte hasta que rompa a hervir. Una vez que rompa a hervir, cogemos el pulpo por la cabeza y lo introducimos en el agua (sólo el pulpo, cuidado con los dedos). Contamos cinco segundos y lo sacamos del agua. Esperamos que vuelva a romper a hervir el agua de nuevo. Volvemos a proceder de la misma manera.

  3. 3

    Esto es lo que se llama asustar el pulpo, y sirve, fundamentalmente, para que no se le suelte la piel en la cocción. A la cuarta vez que metamos el pulpo en el agua ya lo dejaremos que hierva. ¿Cuánto tiempo? todo depende del tamaño del bicho. Así un pulpo de kilo y medio le llega con 20 minutos, y subiermos 15 minutos por cada medio kilo más. No se cuece el pulpo con sal. Normalmente se le agrega posteriormente en la preparación.

  4. 4

    La forma de ver que el pulpo está en su punto es introducir un pincho de madera en uno de los tentáculos, por la parte más cercana a la cabeza. Si el pincho entra fácilmente, sin que notemos que está muy blando, ese es el punto. Utilizamos madera y no metal, pues éste endurece el pulpo. Una vez que esté el pulpo hecho, apagamos el fuego y lo dejamos reposar en su agua unos cinco minutos.

  5. 5

    También se puede guardar de un día para otro. Para eso dejaremos que enfríe por un lado el agua y por otro el pulpo. Cuando estén fríos meteremos en un tupper el pulpo (suelo meterlo con los tentáculos enteros, pero cortados de la cabeza) bien tapado con su agua de cocción.

  6. 6

    Aguanta en la nevera tranquilamente tres días una vez cocido. Este es el primer paso de muchas recetas en las que utilicemos el pulpo. Buen provecho

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Comentarios (2)

@tesa.cuina
@tesa.cuina @tesa_cuina
Muchas gracias por compartir tu experiencia!! Me guardo tu técnica!! Gracias!!

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lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela
Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas.Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano.Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-.Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar.Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
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