Lo primero es lavar bien la verdura fresca. Cortamos la lechuga, los tomates y la cebolla lo más finamente posible, así no encontraremos trozos grandes y será más agradable en boca.

Seguidamente le añadimos muy picados los palitos de cangrejo (surimi), el maíz dulce y el atún quitándole el exceso de aceite previamente. Si nos gusta le ponemos pepinillos y aceitunas muy cortados al relleno, le aportan un toque muy interesante. También incorporamos los pimientos del piquillo cortados en tiras. Reservamos uno para la decoración.

Una vez hayamos removido bien es el momento de ponerle la mayonesa. Procurad que sea casera, el sabor no tiene nada que ver con la de bote. La integramos bien con los demás ingredientes.

Una vez cocido el huevo lo cortamos (preferiblemente con un cortador especial) y lo incorporamos a la preparación.

Para montar nuestra tarta buscamos un molde redondo adecuado y lo cubrimos con film transparente dejando a los lados para poder cerrarla una vez terminado el montaje y poder desmoldarla mejor. A continuación le vamos poniendo el pan de molde adaptándolo a la redondez como veis en la imagen. Y vamos colocando la primera capa de relleno.

Encima ponemos las lonchas finas de jamón de York y las cubrimos con queso rallado en polvo. Lo prefiero a las lonchas de queso, así queda más sutil.

En la segunda capa de pan de molde lo untamos por abajo con salsa rosa antes de colocarlo, para que no quede seco el pan. Y le extendemos la siguiente capa de relleno. Repetimos la operación con la última capa de pan de molde.

Una vez montada la tarta vegetal la tapamos con el papel film sobrante que dejamos por los lados del molde y ya la tenemos lista para enfriar en el frigorífico. Al menos una hora, pero si tenemos prisa puede sacarse antes.

Una vez bien fría la desmoldamos con ayuda de un plato grande dándole la vuelta y quitando el film transparente. Se desmolda perfectamente como podéis ver. La forma redonda me encanta.

Ahora solo tenemos que decorarla y dejar volar nuestra imaginación. La recubrimos con la salsa rosa casera que reservamos en su momento, con cuidado para que cubra toda la tarta y quede lo más lisa posible.

Para decorar hemos utilizado otro huevo duro, pimientos del piquillo en tiras y piña (una fruta que le sienta de maravilla a este tipo de elaboraciones).

Y por último unas aceitunas para darle más colorido aún. Sugerencia: probad otro día a incluir el aguacate en este pastel, simplemente espectacular.

Y ya la tenemos más que lista para disfrutar con los nuestros. Como podéis apreciar se corta estupendamente y las capas se ven de maravilla con todo su contraste de colores.

No dejéis de hacerla este verano. Esta tarta gusta a niños y mayores y es muy socorrida para cuando el calor no nos anima especialmente a cocinar. Buen provecho a todos.