Antes que todo, remojamos los garbanzos de la noche anterior y los ponemos a cocer. Reservemos una taza del agua de la cocción.
El pimentón lo podemos asar en la cocina, lo ponemos directo a la estufa hasta que toda la piel se ponga negra. Esta piel luego se retira con agua fría.

Con una minipimer o procesadora empezamos a moler todos los ingredientes, si cuesta y se ve muy seco, agreguen el agua de cocción que reservamos al principio.

Revisamos sabores y cuando todo esté mezclado sin trocitos grandes de garbanzos o pimentón está listo.

Lo guardamos en algún recipiente hermético.