Lava cuidadosamente las hojas de espinacas y deja escurriendo. (Deben aliñarse completamente secas; sino se diluye el aliño y termina siendo una ensalada desabrida y llena de agua.)

Pela la zanahoria. (Y para darle el protagonismo que merece, usa el pela papas para sacar tiras largas y anchas). Reserva.

Prepara la vinagreta. En un sartén coloca la semillas de sésamo y tuesta. Retira del fuego cuando hayan cambiado levemente de color. (Cuidado con quemarlo porque se vuelve amargo.)

En un mortero agrega el sésamo tostado y encima la sal gruesa. Comienza a moler, evitando triturar mucho para que queden semillas enteras. Agrega el jengibre, aceite de oliva y el vinagre. Mezclar con un tenedor hasta integrar bien todos los ingredientes. Rectifica la sazón con sal y pimienta si es necesario. Reservar.

Tuesta el maní. Agrega a un sartén el puñado de maníes y saltea para que no se quemen. Comienzan a sudar. Señal de que están listos. Retira del fuego y del sartén para cortar el calor.

Emplatado. En un bol agrega las hojas de espinacas. Si están muy grandes cortar con las manos. Evitando el cuchillo. Incorpora la zanahoria laminada y el maní picado. Baña con la vinagreta. Mezcla.

Sirve y disfruta inmediatamente.

(Nota: Para que las espinacas queden crujientes colócalas en agua helada por unos minutos.)