Paso a paso
- 1
Pela las patatas, córtalas en rodajas finas (pero no transparentes, puedes verlas en la fotografía de abajo) y ponlas en un bol con agua fría. Este tipo de corte les da el nombre de patatas panaderas. Si prefieres puedes cortarlas en palitos como las clásicas patatas fritas, aunque así le da un toque que a nosotros nos gusta más.
- 2
Escurre las patatas y ponlas encima de papel absorbente para que estén secas cuando las echemos a la sartén.
- 3
Escoge una sartén antiadherente y de buena calidad para preparar esta receta, ya que en ella vamos a preparar cada uno de los ingredientes, y sobre todo los huevos es algo delicado.
- 4
Pon la sartén en el fuego a temperatura alta y cubre todo el fondo con aproximadamente un dedo de aceite.
- 5
Cuando esté caliente, ve incorporando las patatas y baja el fuego a una temperatura media para que se frían adecuadamente durante unos 15 minutos. Échales sal al gusto por encima. Estarán listas cuando por fuera tengan una capa ligeramente crujiente, pero sin embargo al partirlas estén tiernas por dentro.
- 6
Retira las patatas con una espumadera para que dejen el máximo de aceite posible en la sartén, y resérvalas en un plato o fuente.
- 7
En esa sartén con el aceite pon los pimientos, échales sal y saltéalos durante unos 5 minutos, hasta que estén doraditos. Escurre y reserva.
- 8
Si el aceite que queda en la sartén no cubre el fondo, añade un poco más.
- 9
Sube la temperatura del fuego, que esté alta, ve cascando los huevos uno por uno y fríelos. En menos de un minuto lo tendrás listo (no dejes que se cocine demasiado, y sobre todo que la yema esté lo más líquida posible), resérvalo en un plato.
- 10
Cuando tengas todos los huevos listos, baja el fuego y déjalo a una temperatura media, quita el aceite que quede en la sartén y vierte en ella las patatas y los pimientos y revuélvelos con cuidado para que las patatas no se rompan.
- 11
Cuando estén calientes, pon los huevos por encima y apaga el fuego.
- 12
Corta el jamón en trozos con tus propias manos y ponlos por encima. Ahora, con todo bien caliente puedes servir los huevos rotos en la propia sartén, queda genial y ayuda a mantener el calor, algo fundamental en este plato.
- 13
Un último toque: esparce por encima un poquito de sal en escamas, y si te gusta, pimienta recién molida.
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