En primer lugar, ponemos la carne picada en un bol, le añadimos la cucharadita de ajo en polvo, el perejil deshidratado, sal fina marina y mezclamos bien. Una vez mezclada la carne picada, le añadimos la cucharada de pan rallado.

Seguidamente, le añadimos la cucharadita de cebolla en polvo, la cúrcuma en polvo, el jengibre en polvo, la pimienta negra granulada, el ras el hanout y sal fina Marina al gusto.

A continuación, mezclamos bien con una cuchara y reservamos en el frigorífico tapado con film durante unos quince minutos.

Pasados los quince minutos del marinado de la carne picada, cogemos una porción con la ayuda de una cuchara, la rebozamos en la harina y formamos las albóndigas.

Una vez formadas las albóndigas las dejamos en un plato y reservamos en el frigorífico.

A continuación, cogemos una cazuela de barro, le añadimos las seis cucharadas soperas de aceite de oliva y dejamos calentar.

Seguidamente, cogemos una picadora y picamos la cebolla, los dos dientes de ajo bien picado pero sin llegar a triturar.

Una vez caliente el aceite de la cazuela, le añadimos la cebolla picada con los ajos.

A continuación, picamos la mitad del pimiento y la mitad de los calabacines de igual forma que la cebolla y los ajos.

Seguidamente, se lo añadimos a la cazuela.

A continuación, picamos el resto del pimiento, el resto de los calabacines y el perejil todo junto.

Seguidamente, se lo añadimos a la cazuela, removemos un poco y rehogamos durante diez minutos a fuego muy bajo removiendo de vez en cuando.

Pasados los diez minutos, le añadimos sal, el curry hingú y la pimienta negra granulada.

A partir de aquí, debemos dedicarle todo el tiempo a hacer esta rica salsa y por eso, tenemos que estar removiendo con frecuencia con una lengua y de vez en cuando, aplastamos con la lengua para que se vaya confitando a fuego lento mientras que va absorbiendo ese toque de aroma del cocinado en recipiente de barro.

Cuando veamos que se está quedando seca la salsa, le añadimos un chorrito pequeño de caldo y seguimos removiendo. Esto nos va a llevar casi cuarenta y cinco minutos.

Una vez que tengamos la salsa confitada, le añadimos el resto de caldo y dejamos cocinar durante unos cinco minutos removiendo de vez en cuando.

Mientras tanto, ponemos una sartén en el fuego, le añadimos aceite de oliva virgen extra y cuando esté caliente, comenzamos a freír las albóndigas unos quince segundos por cada lado y las retiramos.

A continuación, encendemos el horno, lo programamos a 200°C, y dejamos que se vaya calentando.

Pasados los últimos cinco minutos, retiramos la cazuela del fuego.

A continuación, colocamos las albóndigas en la salsa y reservamos la cazuela fuera del fuego.

Una vez que el horno haya alcanzado los 200°C, metemos la fuente en el horno y lo apagamos de inmediato. A continuación, vamos a dejar que se terminen de hacer las albóndigas solo con el calor de la cazuela y del horno apagando con la temperatura descendente del horno.

Pasados unos seis minutos desde que metimos la cazuela en el horno, sacamos la cazuela, espolvoreamos con un poco de perejil fresco picado y listo para servir..