Cochinillo asado para torpes

Primero salpimentamos la carne usando siempre sal gorda.

En un mortero, machacar los dientes de ajo y añadir a la carne.

En la bandeja del horno o en una bandeja de barro se pone un vaso y medio de agua, sal y un chorrito de vino blanco para cocinar.

Si se ha usado la propia bandeja del horno, usaremos la rejilla del horno para colocar la carne boca arriba, la piel hacia abajo. La bandeja y la rejilla deben quedar a muy poca distancia. La razón para que no se coloque la carne en la propia bandeja es porque la parte del cochinillo que toque el agua no se asará correctamente, más bien se cocerá quedando la piel con textura chiclosa nada agradable. De esta forma la carne se dorará de forma homogénea.

Si estás usando una bandeja de barro, usa los palos del laurel para ponerlos sobre la bandeja y crear así una segunda base donde va a reposar la carne, por la misma razón que explico en el paso anterior. De esta forma, el cochinillo irá dorándose y soltando su jugo mezclándose con el agua sin que quede sumergida la carne.

Coloca la carne, bien sobre la rejilla o bien sobre los palos con la piel hacia abajo.

Pon dos o tres cucharadas de manteca en un vaso y mételo al microondas para que quede líquido y podemos pintar la carne con ayuda de una brocha de cocina. Cuando saques el vaso del microondas, añade a la manteca las especias y pinta con todo ello la carne.

Deja que se hornee durante una hora más o menos a 180 grados. El tiempo depende de si el cochinillo es entero o troceado y del tamaño. Así que es mejor ir mirando cada 15 minutos y así ajustas el tiempo.

Cuando esté doradito, procedemos a dar la vuelta a las porciones o al cochinillo completo. Pinchamos la piel para que no se queden burbujas de agua, y pintamos de nuevo con la manteca.

Ahora esperamos unos 30 minutos a que se dore la piel, regamos durante este tiempo con el jugo de la bandeja de abajo si fuera necesario, y cuando esté casi al punto, subimos la temperatura del horno a 210 grados para darle el último toque que será necesario para que la piel quede del todo crujiente. Cuidado con que no se queme.

Cuando esté totalmente dorado lo sacamos y lo emplatamos. Añadir la salsa por debajo, sin que toque la piel o perderá esa textura crujiente.