Cocemos la coliflor con un puñado de sal durante 20 minutos más o menos, dependiendo si la queremos al dente o más blanda.

Mientras la coliflor se cuece, picamos dos ajos en trocitos pequeños y los sofreímos en una sartén con un chorrito de aceite junto con el bacon y los champiñones a fuego medio. Apartamos del fuego cuando los champiñones hayan soltado parte del agua y disminuido su tamaño.

Una vez cocida la coliflor, la cortamos en trozos no muy pequeños y la colocamos en la bandeja del horno, previamente engrasada con un chorro de aceite.

Vertemos el sofrito sobre la coliflor, distribuyéndolo de forma uniforme.

Ponemos el horno a calentar a 220°.

Hacemos la bechamel: En una sartén echamos la mantequilla, dos pizcas de sal y una chispa de nuez moscada. Cuando está derretida la mantequilla, incorporamos la harina y rehogamos durante un minuto. Vertemos la leche en tres o cuatro veces moviendo bien con una varilla o tenedor para evitar grumos. Si nos gusta más espesa, podemos añadir un poco más de harina.

Vertemos la bechamel sobre la coliflor y la distribuimos de forma uniforme. Cubrimos con la mozzarella rallada y le echamos un poco de orégano espolvoreado.

Introducimos la bandeja en el horno durante 7-10 min, hasta que gratine.

Servimos y a disfrutar.