La semana pasada estuve de médicos (de los de bata y pijama y, no de los de la familia), así que hoy tocó revisión. Todo ha ido y va bien, pero yo me digo, con lo fácil y bonito que sería decir: camine usted tres parques, cinco orillas y media Toscana italiana; te suelten (sin apenas mirarte a los ojos): camine usted diez mil pasos. Y menos mal que me gusta contar, bueno, no es cierto del todo, no me va eso de contar las horas, o los días, si ya ni siquiera cuento las vueltas al sol que llevo.
Del sofá a la nevera hay 37 pasos, pero si regreso cargada con chocolate cuenta el doble, ¿no? —que esos pasos pesan más—.
Y yo me digo, no sería mejor contar distancias en tiempos determinados, por aquello de saber hacia dónde me pueden llevar mis pasos. Que la cosa va de tirar para'lante y no quedarse atascada, porqué querrán que limite la vida a números ... ¡Ups! Desvarío, quizá la revisión no ha ido tan bien.

(Sumamos esta receta a la temática: Semana internacional — viajamos por los sabores del mundo🌏🍽—).

#cometeelmundo