La cantidad de almendras a preparar es, obviamente a gusto. Pero siempre teniendo en cuenta el tamaño de nuestra procesadora o molinillo. El que me prestan no me permite más de una taza colmada.
El primer paso, si las almendras están dentro de su cáscara dura, es pelarlas. La piel marrón que tienen bien adherida no hace falta quitarla. De hecho hace que el producto final tenga un bello tono tostado y mayor contenido en fibra.

Una vez peladas, tostarlas. Se puede hacer en el horno o en sartén, removiéndolas cada dos minutos. Se tuestan apenas. En cuanto comienzan a desprender un delicioso aroma, están. En horno, calcular unos 15 minutos a 180 grados u horno medio. No hay que pasarse.

Dejar que enfríen y colocar en procesadora o molinillo.
Comenzar a triturar de a poco, de a cortos pulsos. Nunca intentar hacerla de una, ya que el equipo se puede sobrecalentar y afectar las propiedades del aceite de las almendras (además de correr el riesgo de quedarnos sin procesadora). Si hace falta, se espera a que enfríe.

A medida que se procesan, seguramente será necesario, con ayuda de una espátula, ir desprendiendo de las paredes.
No hay un tiempo exacto de procesado. Por un lado depende del aparato y por otro de que tan líquida o consistente la queramos.
En este caso, la dejé bastante espesa.
Se guarda en frasco de vidrio. Excepto el clima sea de calor extremo, se puede dejar a temperatura ambiente. Si no, a la heladera. Se conserva muchísimo tiempo.