Precalentar el horno a 180°C

Aunque yo monto las claras y tamizo la harina, también podéis hacer la versión express. Ponéis todos los ingredientes juntos en un bol y pasáis la batidora de brazo hasta que no quede ni un solo grumo. Y de allí al horno. Por si andamos con prisas 😉

Separar las yemas y las claras y montar estás últimas a punto de nieve. Reservar

En otro bol aparte ponemos las yemas y añadimos el yogur. Mezclamos bien con un batidor de varillas. Añadimos las dos medidas de azúcar y batimos todo muy bien.

Tamizamos las tres medidas de harina junto con la levadura, pasándolas por un colador y lo vamos incorporando a la mezcla anterior, mezclando bien y con cuidado de que no se formen grumos.

Una vez aromatizada la mezcla, añadimos las claras montadas a punto de nieve y las vamos integrando de forma suave con movimientos envolventes de abajo a arriba, sin batir.

Untamos el molde con mantequilla y espolvoreamos un poquito de harina para que no se nos pegue el bizcocho

Volcamos la mezcla en el molde y llevamos al horno precalentado. Lo tendremos a 180°C unos 35 minutos, calor arriba y abajo, vigilando que no se tueste demasiado. Si vemos que empieza a coger mucho color, pondremos papel de aluminio por encima. El tiempo es estimado, ya que cada horno es un mundo. Así que no queda otra que ir haciendo la prueba del palillo: pinchamos y cuando el palillo salga seco es que el bizcocho ya está. Si sale húmedo, lo dejamos unos minutos más y comprobamos de nuevo.