Para el tostado de la harina y la almendra programamos 15 minutos a 100ºC velocidad 4. Pasado ese tiempo secamos con papel el interior de la tapa y volvemos a programar otros 15 minutos a 100ºC velocidad 4.

Retiramos a una fuente hasta que se enfríe por completo. Yo suelo dejarlo de un día para otro.

Ponemos el azúcar (100grs.) y pulverizamos 30 segundos a velocidad 5-7-9. Añadimos la mezcla de harina y almendra, el aceite (100 ml.), la canela (2 grs.) y la pizca de sal (1 grs.). Mezclar

En una bandeja de horno extendéis bien la harina y a una temperatura de 150ºC la dejáis durante unos 10 minutos. Removemos bien y repetimos la operación 3 veces más. En total unos 40 minutos. Debemos conseguir un ligero color tostado, pero no demasiado ya que sino sabrá a quemado. Ponemos el un bol amplio el azúcar (100 grs.), la mezcla de harina y almendras, el aceite (100 ml.), la canela (2 grs.) y la pizca de sal (1 grs.) y amasamos. Podemos ayudarnos de unas varillas eléctricas o las manos.

Hacemos una bola con la masa y la guardamos con papel transparente en el frigorífico alrededor de 1 hora.

Pasado ese tiempo estiramos la masa con la ayuda de un rodillo (lo mejor es colocar la masa sobre un papel de horno) con un grosor de 1,5 o 2 cm.

Llevamos al horno que estará precalentado durante 15 minutos a 180ºC.

Esperamos a que se enfríen para tocarlos ya que en caliente son muy delicados y podrían romperse.

Si nos gusta, antes de hornearlos se puede poner una semillas de sésamo por encima.

Lo ideal es recortar un poco de papel de seda y envolverlos como si fueran caramelos. Sin duda quedarán mucho más bonitos. Y si los colocamos con otros dulces como los nevaditos o los roscos de vino, la combinación será perfecta.

¡Os deseo un Feliz Año Nuevo a tod@s!

¿Os animáis a probar?