Después de más de un mes sin nuestro café semanal, hoy tocó, por fin, el reencuentro. Siempre nos pasa lo mismo: después de un verano tranquilo, llegan unas semanas donde todo, inexplicablemente, se complica. Pero, de nuevo, tocó una bebida caliente en las manos, mientras detrás de los cristales el cielo lloraba y el océano bramaba a lo lejos.
Entre sorbo y sorbo, mi hermana —con peinado de estreno— le preguntó a mi anfitriona si veríamos el mismo océano a pesar de mirarlo desde lugares distintos. Mi madre —con su melena lisa e impoluta— le contestó: "Ni siquiera se ve lo mismo mirando desde el mismo sitio con ojos diferentes. O con compañía diferente. O en épocas diferentes". Yo —ataviada con mi moño de diario, que suelo alternar con la trenza— concluí, tras mi último sorbo al cappuccino que seguramente el océano es como la vida.

(16º Etapa de la IIª Maratón Cookpad por el Delantal Dorado).

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