Lo primero es poner a hervir la pechuga de pollo en una olla con una pizca de sal y un chorrito de aove (aceite de oliva virgen extra). Lo cocinamos a fuego medio, con cuidado de que no se nos pase para evitar que se endurezca y reseque.

Mientras el pollo hierve, cortamos en juliana: la cebolla, el pimiento y el calabacín. No me gusta que el calabacín quede muy largo asique primero lo corto por la mitad y se me hace más cómodo de cortar en juliana después, es decir a tiras medianas. De grosor no me gusta que quede excesivamente fino porque después al cocinar se pueden romper 😅

Ponemos una sartén con un poco de aceite a calentar y sacamos el pollo en un plato hondo. Deshilachamos el pollo con ayuda de un par de tenedores hasta que queda desmenuzado a nuestro gusto. Lo suelo hacer en un plato hondo para evitar que salga disparado en la medida de lo posible 😂

Con la sartén caliente salteamos la verdura a fuego medio, si nos gusta que la cebolla quede más cruda la echamos después de empezar a cocinarse el calabacín. Salpimentamos al gusto, aunque como yo tenía intención de echarle después el ají preferí echar poca pimienta y que así cada uno pudiera tunearlo a su gusto 😜

Cuando la verdura esté a nuestro gusto añadimos el pollo, ajustamos la sal y especias de nuestra elección y bajamos el fuego. La idea es que como el pollo ya está cocinado sólo necesita un golpecito de calor para quedar a una temperatura agradable.

Cuando esté a nuestro gusto apagamos el fuego y pasamos a una fuente, o como hacemos en mi casa cogemos un salvamanteles y llevamos la sartén a la mesa para que la gente se sirva directamente de ella y se monte la fajita como plazca.

El aguacate lo preparo justo antes de servir, para que se oxide lo menos posible y evitar tener que estar pendiente de otras cosas como la sartén o el pollo. También se puede preparar lo primero, pero en mi casa hacer eso es llegar al final de la receta y haberte quedado sin aguacate porque se lo comen 😂

Abrimos el aguacate por la mita, retiramos la semilla y con ayuda de una cuchara tratamos de sacar el aguacate sin piel. Con cuidado, la idea es despegarla piel y sacar el aguacate lo más entero posible. Lo ponemos en un plato, cortamos a láminas no muy finas y rociamos por encima con lima o limón y una pizca de sal. El limón ayuda a que no se ennegrezca por la oxidación y se quede con el color verde precioso que caracteriza al aguacate 🥑

Finalmente calentamos las fajitas según se indica en el paquete. Suelen ser unos 30 segundos, yo las pongo en un plato y compruebo, según el hambre que haya este paso es de los menos importantes.

Lo llevamos todo a la mesa y a disfrutar!!