Lava el pak choi y córtalo por la mitad a lo largo. Corta a láminas el ajo y la cayena, y si quieres también unos trozos de jengibre fresco. El jengibre lo uso para dar sabor así que al servirlo luego lo aparto, también queda rico con un toque de jengibre en polvo.

Para que el pak choi quede verde brillante y bien cocinado lo primero es escaldarlo un poco. Para esto preparamos una olla con agua, un bol con agua fría y cubitos, y un escurridor en el fregadero. Se trata de dar un leve hervor a las mitades de pak choi, cuando las veas verde brillante sácalas y ponlas en el agua fría. De esa manera conservamos la clorofila y el color vívido. Como en el bol no me caben todas las voy poniendo frías en el escurridor y añado hielo nuevo.

Pon una sartén a calentar con aceite o mantequilla (según te siente mejor o te guste más). Sofríe los ajos con las especias y cuando se empiecen a dorar sácalos escurriedos para reservarlos en un bol sin que se quemen.

Añade el pak choi bien escurrido sobre la misma sartén y deja que se marquen vuelta y vuelta un par de minutos a fuego medio. Sobre las salsas de ostras tengo que decir que no son ninguna maravilla, ni en lo nutricional ni en lo gastronómico. Pero en algunos platos como este le dan un punto de contraste. Para todo el pak choi me bastó con 1 cucharada de postre. Fíjate bien en el azúcar y la sal que suele llevar bastante.