Comenzaremos por la vaina de vainilla. Le damos un corte a lo largo, también hay pasta de vainilla, la abrimos y retiramos con un cuchillo las semillas del interior. Lavamos el limón y pelaremos la piel finamente, sin parte blanca. De la leche, separaremos 150 ml en una taza, queda más sabrosa si le echáis un chorrito de nata. El resto lo pondremos a calentar en un cazo a fuego 🔥 medio. Cuando este a punto de hervir, pero que no llegue hacerlo, retiramos del fuego 🔥

Añadiremos la vainilla y la piel del limón 🍋y dejaremos infusionar unos 30 minutos, con el cazo tapado.

Mientras infusiona la leche mezclaremos la maicena y disolveremos, removiendo bien, para que no queden grumos, reservaremos

En una cazuela pequeña añadimos las yemas y poco a poco echaremos el azúcar. Removiendo sin parar con unas varillas para que no se pegue.

A continuación verteremos la leche con la maicena. Seguiremos removiendo para conseguir una mezcla homogénea y sin grumos. Pasado él tiempo de infusión. Añadiremos a la cacerola la leche infusionada, colándola. Vamos echándole poco a poco y mezclando al mismo tiempo.

Ponemos a fuego 🔥 medio y comenzaremos a remover sin parar hasta que coja consistencia. Notaréis como espesa y adquiere esa textura tan suave y reconocible de la crema pastelera. Retiramos del fuego y pasamos la crema a un bol o jarra de cristal, así no cogerá ningún sabor del recipiente. Dejaremos atemperar y luego reservaremos tapada con un film transparente en la nevera hasta el momento de su uso. Nos aguantara dos días en el frigorífico.