Brevas de boquerones rellenas de cebollino, ajos puerros y queso

En esta foto podréis ver como son los ajos puerros y el cebollino para las personas que no sepan que es o que en sus países se les llamen de otra forma.

A continuación, cogemos el cebollino y lo cortamos en láminas finas.

Seguidamente, lo ponemos en un plato y reservamos.

A continuación, cogemos los ajos puerros y hacemos lo mismo que con el cebollino.

Seguidamente, lo ponemos encima del cebollino laminado.

A continuación, cogemos y mezclamos bien con las manos para que se mezclen bien.

Seguidamente, le añadimos el queso rallado encima.

A continuación, volvemos a mezclar bien con las manos y reservamos en el frigorífico.

Seguidamente, ponemos el pan rallado en un recipiente grande y reservamos.

A continuación, cascamos los dos huevos y los ponemos en un plato y los batimos bien. Le añadimos una pizca de sal y volvemos a batir.

Pasados los diez minutos, sacamos los boquerones del frigorífico. Abrimos la palma de la mano y colocamos cinco boquerones con la parte abierta hacia arriba y montando cada filo de boquerón encima del otro para que a la hora de cerrarlos hagan el efecto de una persiana.

Seguidamente, cerramos la palma de la mano con mucha suavidad y al mismo tiempo la ayudamos con los dedos para cerrar ambos extremos y quede como se puede observar en la pala de mi mano. Esto no es nada fácil, solo hay que tener paciencia y veréis como os salen igual como las mismas.

A continuación, la bañamos en huevo con generosidad y dejamos escurrir el exceso de huevo.

Seguidamente, la colocamos en el centro del pan rallado.

A continuación, la enterramos en el pan rallado con el ayuda de una cuchara. Una vez enterrada, apretamos con la mano y le damos forma de breva, sacudimos el exceso de pan rallado y las vamos dejando en un plato sobre papel absorbente.

Una vez que las tengamos todas listas, las guardamos en el frigorífico y dejamos macerar durante diez minutos o si lo preferís las freímos directamente.

Mientras tanto, colocamos la rúcula en el centro de un plato grande. Cortamos el tomate en dos y lo laminamos lo más fino posible y colocamos las láminas de tomate alrededor de la rúcula. Espolvoreamos con sal fina Marina y lo guardamos en el frigorífico para mantenerla fresca.

A continuación, ponemos una olla mediana en el fuego, le añadimos los 500 ml de aceite de girasol, los 50 ml de aceite de oliva virgen extra y dejamos que coja temperatura... no he querido utilizar aceite de oliva porque sería muy fuerte y solo le he dado un toque de aceite de oliva al aceite de girasol.

Una vez caliente el aceite, cogemos unas pinzas y ponemos una breva para comprobar si ya está listo para freír y si lo está.

Seguimos friendo las demás pero siempre de tres en tres para mantener la temperatura del aceite. Yo las he frito un minuto y quince segundos aproximadamente porque el boquerón se suele hace pronto y solo hay que esperar a que el queso se funda en el interior con el calor del aceite.

Por último, sacamos la ensalada del frigorífico, la aliñamos a nuestro gusto, colocamos las brevas en el centro y listo para disfrutar...

Este es el resultado final