Primero de todo ponemos aceite en la sartén hasta que más o menos cubra un dedo. Pelamos y cortamos las patatas a 3 o 4mm. Da igual si unas son más finas, pero más anchas no porque tardan más en hacerse.

Las ponemos al fuego.

Cortamos la cebolla en dados pequeños y la pochamos con la patata.

Batimos los huevos en un bol grande, donde luego ponemos las patatas y cebolla.

Vamos vigilando las patatas y cuando veamos que se rompen al tocarlas, las colamos en un colador con un bol para no tirar el aceite de oliva (ya que podemos utilizarlo para otros platos).

En el bol lo mezclamos sin romper mucho la patata. Con el aceite del bol, ponemos una cuchara de ese aceite en la sartén y lo volvemos a poner al fuego.

Bajamos el fuego. Ponemos un plato que cubra la sartén y le damos la vuelta con cuidado que no se nos caiga, hay que hacerlo sin miedo.

Esperamos unos minutos, depende de si la quieres más cruda por dentro o la quieres bien hecha. (Cruda espera 2 minutos como mucho, bien hecha espera el doble).