Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas, las ponemos en un bol y las dejamos un ratito con agua. Mientras, si te gusta la tortilla con cebolla, pica la cebolla muy finita.

En una sartén amplia echar un buen fondo de aceite, es donde vamos a freír nuestras patatas. Escurrimos las patatas intentando que no quede nada de agua, para que al echarlas en el aceite caliente no nos salte y nos podamos quemar.

Echamos las patatas en el aceite bien caliente y las vamos friendo, si en una tanda no nos caben todas, lo hacemos en varias. En el caso que quieras echar cebolla, lo que harías es pocharla antes de echar las patatas.

Dejar que las patatas se hagan a fuego medio, removiendo con cuidado, para que no se deshagan. Mientras echamos los huevos en un bol grande, y agregamos la sal (yo echo un pellizquito en cada yema), batimos los huevos y esperamos a que se hagan las patatas.

Sacar las patatas de la sartén, escurriendo las bien. Yo las echo en un plato con papel de cocina para que éste chupe el aceite sobrante y no nos quede una tórtola con exceso de aceite. Incorporamos las patatas en el bol donde teníamos los huevos batidos y mezclamos todo buen. Lo dejamos reposar unos minutos.

Encender el horno a 200 grados, con calor arriba y abajo y mientras se calienta, echamos en el molde de silicona un poquito de aceite, lo extendemos por todo el interior del molde para que no se nos quede pegada la mezcla.

Echamos en el molde la mitad de la mezcla que tenemos en nuestro bol, ponemos una capa de jamón york, otra de queso, otra vez una de jamón york y lo cubrimos todo con la otra mitad de la mezcla.

Introducir el molde en el horno y dejamos hornear unos diez minutos o hasta que esté cuajado el huevo. Para saber si está pinchamos con un palillo, si sale casi limpio está.

Sacar el molde del horno, dejar que enfríe un poquito y desmoldar. Y listo, ya sólo queda disfrutar de la tortilla.