Comenzaremos por hacer la base de la tarta. Trituramos las galletas y las iremos poniendo en un bol. La mantequilla la pondremos unos segundos en el microondas para que se derrita.

Mezclaremos todo junto a 3 cucharadas de cacao en polvo. Yo he puesto Nesquik.

Lo pondremos en un molde desmontable, en mi caso, uno de 22 cm. La base del molde la forraremos con papel de horno. La pincharemos con un cuchillo para quitarle el aire que queda.

Introduciremos en la base la galleta triturada con la mantequilla y el cacao. Prensaremos muy bien la galleta. Dejando una capa uniforme y plana. La reservaremos en la nevera para que se solidifique la mantequilla.

Mientras haremos un café largo (yo lo he hecho con la Nespresso, lo que faltaba para llenar el vaso de 250 ml lo añadí de agua.

Si queréis también podéis poner agua con 2 o 3 cucharadas de café soluble

El café lo puse en un cazo y al fuego. Añadí el sobre de gelatina y mezclé hasta que los grumos de la gelatina desaparecieran.

Mientras en un bol, pondremos el queso, la nata, la leche condensada, la cucharada de vainilla. Batiremos e iremos integrando el café con la gelatina poco a poco, que con anterioridad habremos dejado enfriar.

Una vez hecho todo, sacaremos el molde de la nevera y añadiremos la mezcla a la base de galletas.

Daremos unos golpes al molde para quitar aire que pudiera quedar y con una espátula alisaremos la parte superior del pastel.

Dejaremos reposar mínimo 4 horas, yo os aconsejo que lo hagáis de un día para otro.

Sólo me queda deciros