Oreo de foie

Arianne
Arianne @Arianne
Esquinita verde de la Península Ibérica, llamada A Coruña

El primero, justo antes de salir. Sentada, en la terraza de la cocina, con mi café con leche bien caliente en las manos; aún totalmente relajada, dejando que mi mirada se pierda en esos colores infinitos que van desde el azul-casi-negro al naranja —cuando está a punto de despuntar el viejo astro— y, con los pensamientos danzando (todavía) libres en la cabeza.
El segundo, fue horas más tarde, cuando tome la autopista y en menos de 20 m, ya superaba los 130, después de hacer la compra a contrarreloj, que resultó ser más una aventura de riesgo, que un momento de ocio.
El tercero fue absolutamente fantástico, por la tarde, al llegar a casa, y abrazar a todos mis canhijos, mientras cantaba Cohen por toda la casa, y me quitaba —definitivamente— las botas.
Y como no hay tres sin cuatro, por la noche me permití entrar en la cocina y trajinar entre fogones, llamando para cancelar la cena que estaba prevista desde la semana pasada, y que sabía que se alargaría hasta horas inauditas.
Estos son los placeres de un buen día, que hay que enumerar al acabar la jornada, no vaya a ser que no nos demos cuenta de lo bueno cuando nos roza.

Oreo de foie

El primero, justo antes de salir. Sentada, en la terraza de la cocina, con mi café con leche bien caliente en las manos; aún totalmente relajada, dejando que mi mirada se pierda en esos colores infinitos que van desde el azul-casi-negro al naranja —cuando está a punto de despuntar el viejo astro— y, con los pensamientos danzando (todavía) libres en la cabeza.
El segundo, fue horas más tarde, cuando tome la autopista y en menos de 20 m, ya superaba los 130, después de hacer la compra a contrarreloj, que resultó ser más una aventura de riesgo, que un momento de ocio.
El tercero fue absolutamente fantástico, por la tarde, al llegar a casa, y abrazar a todos mis canhijos, mientras cantaba Cohen por toda la casa, y me quitaba —definitivamente— las botas.
Y como no hay tres sin cuatro, por la noche me permití entrar en la cocina y trajinar entre fogones, llamando para cancelar la cena que estaba prevista desde la semana pasada, y que sabía que se alargaría hasta horas inauditas.
Estos son los placeres de un buen día, que hay que enumerar al acabar la jornada, no vaya a ser que no nos demos cuenta de lo bueno cuando nos roza.

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Ingredientes

10 minutos
8 Oreos simples
  1. Galletas oreo (sólo la parte del chocolate)
  2. Foie Micuit
  3. Chutney de higos casero
  4. Sésamo al wasabi
  5. Escamas de sal Maldón

Paso a paso

10 minutos
  1. 1

    Separamos las galletas oreo, reservando su nata para otras preparaciones. Úntamos una generosa capa de foie y sobre ella, media cucharadita de chutney de higos.

  2. 2

    Espolvoreamos el sésamo al wasabi y espolvoreamos, de manera también generosa, las escamas de sal Maldón.

  3. 3

    A disfrutar!

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Cocinar hoy
Arianne
Arianne @Arianne
Esquinita verde de la Península Ibérica, llamada A Coruña
Me encanta recorrer el mundo en cada bocado.Apasionada del mar, de los viajes, de la astronomía y de los libros. Poco golosa pero exigente con la calidad de los productos. ¿El final perfecto de cualquier instante gastronómico? La buena compañía... tanto a la hora de prepararlo en la cocina, como al sentarse en la mesa. Porque disfruto cocinando con y para los míos; me encanta ese desafío de conectar con mis comensales, de compartir y de no sólo hacer disfrutar a las papilas gustativas. De crear, en definitiva, un momento, un recuerdo y un vínculo con los que quiero.
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Comentarios (4)

Encar
Encar @encar_bm
Pecado? Éso sería en caso de verlo y no comerlo👌🏼😋

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