En un cazo ponemos la nata con la cebolla pelada y picada con la hoja de laurel. Llevamos a ebullición a fuego suave, apagamos el fuego, tapamos con papel film y dejamos reposar 30 minutos. Colamos y volvemos a poner la nata infusionada en un cazo.

Trituramos la mantequilla con la harina en una máquina trituradora hasta que se quede una especie de arena.

Incorporamos sal, pimienta negra, salsa Worcestershire y mostaza a la mezcla y removemos bien. En una sartén con un poco de aceite sofreímos con la cebolla de la nata, los ajos picaditos, los piñones y las espinacas. Reservamos.

Rallamos el queso de oveja viejo y añadimos a la bechamel. Mezclamos muy bien hasta formar una especie de crema de quesos elástica. Añadimos también sólo las yemas de huevo y mezclamos.

Untamos los moldes con mantequilla y un poco de queso de oveja molido. Montamos las claras de huevo a punto de nieve con la ayuda de unas varillas y con una pizca de sal hasta que estén bien firmes. Precalentamos el horno a 180 (calor abajo y ventilador).

Volcamos la mezcla a los moldes, poniendo un dado de gruyère y las espinacas entre dos capas. Terminamos con un poco de queso de oveja encima rallado y también con un poco de pimienta negra.

Horneamos durante 10 minutos a 180 y después bajar la temperatura del horno a 160 y horneamos 15-20 minutos más. Servir. Que aproveche!!!!